Fuente: Nuestro Mar. Marta Jurado. Energía 16. 16/07/15
Hay una energía que asoma por el horizonte, que se mueve con fuerza desde las costas produciendo una media de 5 MW de electricidad por turbina; es la energía eólica off shore, tiene un 20% más de capacidad de producción frente a los equipos terrestres debido a que la velocidad del viento es mayor en el mar. En los últimos años este sector haya mejorado su tecnología y atraiga cada vez más atención. Sólo en la Unión Europea se invirtieron US$ 5.000 millones en eólica marina en 2014.
En los últimos meses además se han producido dos grandes hitos que esperan marcar el futuro de esta industria en dos sitios destacados del planeta: Reino Unido y Estados Unidos. El primero de ellos posee el parque eólico más grande del mundo; London Array de 630 MW. El gobierno inglés acaba de aprobar la instalación de 400 aerogeneradores en un paraje frente a la costa de Yorkshire para la creación de dos parques eólicos contiguos, Dogger Bank Creyke Beck A y B, con una potencia instalada de 2.400 MW y valorados en US $ 9.000 millones.
El otro gran hito es el inicio de la construcción a finales de abril del primero de los parques eólicos marinos en Estados Unidos, Block Island, que puede convertirlo en uno de los principales de la eólica off shore en el mundo. Cuando terminen las obras desarrolladas por la empresa privada Deepwater Wind, los seis aerogeneradores creados por Alstom producirán unos 30 MW de potencia, capaces de abastecer a los habitantes y empresas de la isla situada al sur de Rhode Island. Este país tiene 10 proyectos más en cartera, el más importante es el parque de Cape Wind, Massachussets. La construcción de esta instalación tendría una capacidad de 468 MW, contaría con 130 aerogeneradores Siemens, estaba prevista para inicios de 2015 pero varios retrasos demoraron su ejecución.
En general, se estima que en toda la costa del Océano Atlántico se podrían desarrollar 16.000 MW a través de equipos off shore, según un informe de la Federación Nacional de Vida Salvaje, se abre un potencial a la generación de este tipo de energía en la región. NWF cree que es una oportunidad de oro para el Gobierno de EUA para generar energía limpia y dejar de emitir grandes cantidades de gases de efecto invernadero a la atmósfera, contando además con que Estados Unidos es ya uno de los países con más parques eólicos terrestres. El Departamento de Energía de Estados Unidos estima que el país podría generar el 20% de su electricidad a partir de la energía eólica en 2030 y 22.000 MW de los cuales vendrían de la off shore.
Además, la industria eólica marina tiene un sólido arraigo en varios países europeos como el Reino Unido, Alemania y Dinamarca, que cuentan con cerca de 70 proyectos, sobre todo alrededor del Mar del Norte, cuya experiencia pueden trasladar a otros puntos del planeta. Así, la capacidad de energía eólica mundial acumulada fue de 8.771 MW en 2014 (ver figura 1), según el Global Wind Energy Council (GWEC), la mayoría en Europa, seguida muy de lejos por China.
Esta tendencia se ve reforzada por el impulso a las energías alternativas a nivel global, ya que 2014 ha sido el mejor año para este nuevo tipo de energía, según el último informe de inversiones del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Pese a la caída de los precios del petróleo que desalienta el apoyo a nuevos proyectos, la inversión en energías renovables, empezando por la energía solar fotovoltaica, termo solar, geotérmica y también la eólica, creció un 17% en 2014 hasta alcanzar los US $ 270.000 millones.
China, Estados Unidos y Japón son los que más aportaron a las renovables el año pasado. Dentro de esta tendencia, la energía eólica marina es una industria global en auge con inversiones estimadas cercanas a los US $15.000 millones anuales para los próximos diez años, según el informe de la consultora Douglas-Westwood, ‘World Offshore Wind Market Forecast 2013-2022’.
Disminución de costes
Hasta hace unos años la energía eólica marina no presentaba un gran atractivo debido a que los costos de inversión eran muy superiores a los de las instalaciones terrestres, cerca de US $3 millones por MW instalado. La diferencia podía llegar a situarse en torno a un 30% en los gastos de instalación respecto a las terrestres, que se compensaban con una vida de las turbinas 10 años superior, según datos de la Asociación Eólica Británica (BWEA).
Pero en la actualidad estos costos están bajando a medida que se populariza el uso de esta energía. Concretamente, varias innovaciones tecnológicas analizadas por las firmas KIC InnoEnergy y BVG Associates confirman que los costes de producción de la energía eólica marina “se reducirán mucho en los próximos 10 años en torno a un 27% respecto a los niveles actuales”. En definitiva, según KIC, el impacto combinado de los aerogeneradores de mayor tamaño que pasarán de 4 a 8 MW, la optimización de los rotores, la mejora aerodinámica y del sistema de control, junto con el diseño de una nueva generación de trenes de potencia, tendrán una incidencia significativa sobre los costos de producción (ver figura 2).
El hecho de poder contar con menos aerogeneradores dentro de un mismo parque eólico representa un ahorro significativo de los costes derivados de su cimentación e instalación en alta mar. Junto a esta transformación de las instalaciones eólicas marinas destacan las ventajas frente a las instalaciones en tierra, sobre todo mayor capacidad de generación (20 a 40% mayor), por su propia ubicación mar adentro, un menor impacto visual y acústico, la menor rugosidad superficial en el mar favorece la utilización de menores alturas de torre. Todo esto permite un mayor aprovechamiento del recurso eólico, con máquinas más grandes y la utilización de palas más eficaces, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), se estudia la instalación de esta tecnología en el norte de España.
Entre las ventajas frente a la energía eólica convencional destaca la mayor creación de empleo en las fases de construcción, montaje y mantenimiento, debido a la mayor complejidad durante su montaje y explotación y la posibilidad de integración en complejos marinos mixtos, como pueden ser otras plataformas off shore; a la vez es un reflejo de su complejidad. Estas instalaciones marinas tienen condiciones ambientales más severas; su evaluación es más compleja y cara; sobre todo destacan sus mayores gastos de inversión, de transporte y montaje en alta mar, además requiere tendido de redes eléctricas submarinas.
Quizás el mayor desafío sea la profundidad de las plataformas, mientras que ya se ha conseguido una distancia máxima de 45 kilómetros de la costa. Existen distintas variantes de plataformas: las de gravedad y flotantes, que se sitúan en profundidades de menos de 5 metros; las de mono pilotaje, son las más utilizadas con anclajes de hasta 25 metros y las de trípode, para mayores profundidades. Actualmente sólo es posible instalar aerogeneradores hasta los 20 metros.
Aún así, se está avanzando en este campo, ya que en el parque off shore de Beatrice. Escocia hay algunos aerogeneradores que llegan a los 50 metros de profundidad, gracias a las sinergias con las plataformas off shore petroleras se ha ayudado a reducir la corrosión de los componentes. Otro de los inconvenientes señalados por los ecologistas es el riesgo de afectar a la fauna marina por lo que los expertos indican que se deben evitar los bancos de pesca, hábitats marinos de especial interés y las rutas de emigración de las aves.
Aplicación a otros países
La industria de la energía marina está creciendo a buen ritmo en Europa, donde en los últimos diez años se han instalado un total de 8.000 MW, según la European Wind Energy Association. El objetivo es alcanzar los 150.000 MW de capacidad en 2030, llegando a cubrir el 14% del consumo energético. De esta manera se reduciría también la emisión de 315 millones de toneladas de CO2 al año.
La experiencia en once países europeos, que acumulan más de 2.000 turbinas instaladas, así como el conocimiento en esta industria, se puede utilizar para exportar a otros países. Las empresas que se destacan son: la alemana Siemens, fabricante de la mayoría de las turbinas en Reino Unido y Alemania. Otras empresas líderes son: E.ON y DONG Energy que se reparten los mercados danés y británico. Las empresas españolas Iberdrola, Gamesa y Repsol están intentando abrirse paso en este mercado con varios proyectos en cartera, aunque de momento su foco sólo está en Europa.
Otra de las regiones a considerar para el desarrollo de la eólica marina a partir del auge de los parques en Estados Unidos sería América Latina, la misma tiene un potencial de 50.000 kilómetros de costa. Brasil planea entrar al mercado eólico marino con la instalación de 12 MW en el estado de Ceará, tal como señala Luis Armando Pagán Quiñones, miembro del IGERT Offshore Wind Energy Program; este proyecto presenta al mismo tiempo una oportunidad para la integración de turbinas eólicas marinas con plataformas petroleras, como ya se hace en Escocia, debido a que se ubica en aguas profundas. “Chile, el norte de Colombia, Puerto Rico y la Patagonia Argentina, serían otros de las regiones que podrían desarrollar esta tecnología, a pesar de que sus gobiernos aún no han apostado firmemente por ella”, explica Pagán Quiñones.